tag:blogger.com,1999:blog-18897496908532512612023-11-16T16:43:11.626+01:00Mañanas de NoviembreJohannahttp://www.blogger.com/profile/15784708829571106945noreply@blogger.comBlogger17125tag:blogger.com,1999:blog-1889749690853251261.post-16400437596278952962014-10-15T03:19:00.000+02:002014-10-15T03:21:01.519+02:00<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Te encontrabas ahí desnuda en medio de la avenida más fría donde decidiste anidar tu piel aquella noche. Tenías las piernas como alfileres blancos cubiertos por cicatrices que te marcaron junto con tu existencia. Estabas ahí con tus senos firmes y jóvenes escondidos bajo un par de mechones largos, muy largos de tu extenso cabello reseco desbocado por la ventisca de la ciudad. Tenías la mirada perdida en un rostro pálido de porcelana mal cuidada. Y ahí de pie, obvia y desabrigada las almas que te rodeaban se desplazaban agitadas por una calle sin sentido ni contradicción, y ellas no te veían porque te negabas a excavar en sus pupilas para ser, para estar, para encontrarte, para conservarte. Te tenía frente a mí perdida como nunca, como siempre y casi lo recuerdo pero los recuerdos se decoloran en mi memoria y yo apenas sé mi nombre ahora que me miraste el interior y reventé. Perdóname mis inquietudes ciervo de corazón inerte, solo quise llevarte con tu clan y marchar hacia el olvido que jamás me concediste.</span></div>
Johannahttp://www.blogger.com/profile/15784708829571106945noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1889749690853251261.post-24714733238539183322014-10-08T02:00:00.000+02:002014-10-13T01:30:13.643+02:00<div style="text-align: justify;">
Pasé un año de mi larga e incansable juventud arrastrando el peso del vivir conmigo. Respiré algo más de 470 días desconectada de mis emociones, mis sentimientos más profundos, mis inquietudes y mis principios más sólidos. Mi cuerpo entonces funcionaba gracias a unos cuántos gramos de impulsividad diarios. Me dejaba llevar por todo lo que la biología estuviera dispuesta a ofrecerme, sin excepciones. Solo me interesaba el contacto físico con los hombres. Las mujeres permanecieron todo este tiempo en segundo plano, mientras que la asexualidad y yo nunca logramos trabajar juntas. Cuando por error una de mis arterias recibió un mensaje no verbal proveniente de la cima de esta montaña, volvieron a fusionarse todos mis cables sueltos. Entonces todo empezó a conectarse en mi interior, y me desperté por fin después de esos 470 y pocos días de sonambulismo consciente. La magia se había roto porque yo la había asesinado. Las historias ya no crecían como los árboles porque no quise permitir que existieran. Contemplé con ojos que ya no parecían míos un paisaje desolador a mis espaldas. Lo más parecido que he visto a un campo de batalla tras la más grande explosión de todas. Un lugar completamente muerto, arruinado hasta las raíces y perdido en un infinito sin farolas. Comprendí que yo había sido la culpable de todo aquello. Tras eso, lo último que recuerdo es que un poderoso deseo de que me rompan el corazón me invadiera por dentro, como abrasándome los pulmones, bajando hasta las costillas. Deseé con tanta fuerza que me hicieran daño de verdad que hasta pude oír el crujir de algunos de mis fragmentos. Pero el amor que yo recordaba era algo puro, un gesto generoso y un sueño amable, así que tiempo más tarde comencé a buscar a alguien que supiera vivir sin filtros. Alguien que destapara los tarros de la cocina sin preguntar, que compartiera paisajes conmigo sin importar el color con el que hayamos amanecido, y encontré soledad. La auténtica soledad de coexistir conmigo misma.</div>
Johannahttp://www.blogger.com/profile/15784708829571106945noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1889749690853251261.post-54811299832515333432013-10-20T14:00:00.000+02:002014-10-15T03:25:52.355+02:00<div style="text-align: justify;">
Nunca me sentí del todo mía. Con lo cual, raro es que ahora pretenda ser de otra persona.</div>
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Nadie me contó que un día como hoy podría transformarse en una tan bella metáfora. A las 21h05, con la taza ardiendo al borde de mis labios, noto cómo palpita mi órgano más vital en el hueco sucio y abandonado de mi pecho. Tras bañar el sobrecito de té en un mar de dudas, decido tragármelo todo de un tirón, quemándome por dentro. Por poco se me escapa el pedazo de cerámica de las manos del impacto. Sin embargo, aún apretando fuerte los párpados hasta que se me pasa toda sensación de calidez interior, recuerdo de pronto cómo es sentirse totalmente vacía una vez más.</div>
Johannahttp://www.blogger.com/profile/15784708829571106945noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1889749690853251261.post-55442173378652562802012-08-15T01:01:00.000+02:002014-10-12T20:43:25.582+02:00<div style="text-align: justify;">
<span style="background-color: white; font-family: Georgia, Times New Roman, serif; line-height: 18px;">Si buscas magia, si aún dudas, mírame. Atraviesa mis pupilas con tu luz, deslúmbrame la inquietud. Acércate. No temas, por ti mis miedos alejaré. Lejos, donde nunca nadie pueda verlos. Ni siquiera tú, corazón de oro, pedacito de cristal. No te rompas, por favor. Te necesito completo. </span></div>
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<span style="background-color: white; font-family: Georgia, Times New Roman, serif; line-height: 18px;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; line-height: 18px;">Resucitaré tu latir ausente, lo elevaré arriba y se lo enseñaré a los dioses para que juzguen esa forma de caminar que tienes cuando te vas. Cuando te marchas, sin antes indicarme el camino de vuelta a casa. Te pido la hora, pero siempre respondes las cuatro y tres. Te suplico que te quedes, pero siempre está esa excusa, que habla de tus cardenales enjaulados. Sus corazones marchitos, que con tanta rabia pisoteas cuando te vence el olvido. Busca entre mis recuerdos, atrévete a enfrentar tu propia mirada, y dime cómo se llama aquella muchacha con la que tantas veces soñabas. </span></div>
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<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; line-height: 18px;"><br /></span></div>
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<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; line-height: 18px;">Durmiendo a mi lado, la paz traías a las sábanas de mi camastro. Dibujabas con ceniza el polvo que dejaste acumulado tras la puerta. En forma de ave, de clave de sol. La primera esperanza de la mañana que por la noche se quemaba bajo el sol. Espera, ruiseñor irritado. Te traigo una tirita para calmar tu dolor disimulado. </span></div>
Johannahttp://www.blogger.com/profile/15784708829571106945noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1889749690853251261.post-2901316344586496712012-05-19T12:52:00.001+02:002014-10-12T20:55:29.310+02:00<div style="text-align: justify;">
Son palabras que hieren, bocas que se necesitan. El beso de una mariposa que salió volando tras otros vientos, decidiendo abandonar el corazón que hizo florecer sus alas. Encerrado en el tronco de un árbol, la máquina de los engranajes oxidados busca alcohol que la consuele, de algo que la coloque. Los botellas de madrugada ahogan gritos en las gargantas más cerradas, en los cuerpos más inestables. Nos llamamos entre llantos y lágrimas, ensombrecidos por la desesperación, la añoranza y las preguntas sin respuesta. Perdidos entre la muchedumbre de la gran avenida, nos asalta una duda. ¿Realmente estamos mejor así? </div>
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Siempre necesitados de alguien que nos proteja, y que a la vez nos haga más fuertes. Las debilidades se convierten en virtudes, y las alegrías en alegrías dobles. Seccionamos nuestra vida a trozos, en momentos de más fulgor y distintas intensidades que amplificaron nuestras sonrisas cuarenta grados más. Los vértices, desaparecen. El vértigo, desaparece. El temor, siempre presente. Estamos hechos de la misma materia que compone nuestros órganos pares, para que nunca nos falte, para que nunca me faltes. Para que respiremos el mismo aire que nos atraviesa los pulmones, y nos fulminemos las miradas, derritamos las pupilas y uniformemos todo lo abstracto en un vacío que nos llene. Mis entrañas se ven sucias, y descuidadas. Tu ausencia me marchita las costillas que antes adorabas con tus manos, acariciabas con tus dedos. Las yemas de aquello que parecía eterno. </div>
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No confundo términos, los asocio por la armonía de sus sonidos. Te cuido y me descuido. Hablo y me desoriento. Te hice caer, conociste el abismo de los pozos sin fondos, las penas de los que no lloran, y las alegrías de los que la desconocen. Acepta mi torpe imperfección y mi imagen desaliñada. Ajustaré los límites de mi cabeza a la definición de tus pensamientos. Conoceré tus mundos y tus selvas. Procuraré ser una brújula, una que nos indique la hora en vez del Norte y nos mutile la respiración en una obligación de permanencia. Seré la estabilidad de nuestros deseos, el equilibrio de nuestras metas, la mano que te guíe hacia el futuro que tú elijas. Porque amor, la vida no espera por nosotros, y el tiempo ya se fue. Desperdiciarlo aumenta el vacío que en nosotros se instala, el que a mí me deja sin aire cada mañana cuando compruebo que no estás. Desapareces cuando quieres estar. Admite al menos que no lo podemos evitar. El olvido no es para nosotros.</div>
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Johannahttp://www.blogger.com/profile/15784708829571106945noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1889749690853251261.post-53687558576197069012012-05-13T03:17:00.000+02:002014-10-12T22:15:18.787+02:00<div style="text-align: justify;">
Por fin me atrevo a escribir en este cuaderno de pensamientos abandonados, libres de ser cazados por otros seres más estables. Pretendía guardarlos todos en un cajón hasta que saliera el sol, para que la noche no los desgastara acompañada de mis insomnios, mis pesadillas en directo, y los gritos que mueren ahogados en mi garganta. Sin embargo, son frágiles e hiperactivos. No paran quietos ni un segundo. Me daba miedo que despertaran a algún vecino revoltoso, por lo que me los llevé a dormir conmigo. Dicen que no esperes a que se vaya la luna para escribirme, a que salga el sol para buscarme. Dicen que eres hermoso, valiente, y talentoso, al igual que dicen que la cabeza entiende tus acciones y reacciones, tus actitudes más pasivas, pero que es hora de despertar. Dar un paso hacia delante en lugar de quedarse estancado. Partir de un presente imperfecto para descubrir un futuro maravilloso es de luchadores. Es de conquistadores de sueños, es ir a por misiones rechazadas y desafíos ignorados por la mente, cuando el corazón los reclama a gritos. Cuando les preparé el más dulce de los nidos en mi cabeza me dijeron no está mal, pero falta algo. En su momento creí que se referían al nido, cuando en realidad querían decir mi desordenada cabeza. Le falta la alegría que te llevaste con esa sonrisa que antes se dibujaba tan rápido como hubieras entrado en la habitación. Le falta eso que llaman entidad personal, un valor medido y ajustado a lo que represento para ti. Siento ese agujero al que inmigra el caos de tu mente dentro de mis entrañas como si fuera mío. Desaparece cuando miro al horizonte de las espesas nubes más borrascosas intentando vislumbrar un destello proveniente de tus lejanas pupilas, y para cuando siento otra vez mis pies tocando el suelo, se vuelve a llenar de gélidas ráfagas de viento entumecido. No tengo forma coherente de luchar contra él, porque necesita de dos para cerrar ese portal que quedó abierto a lo desconocido. Pierdo la razón cuando miro el mundo tal y como es. Grotesco e surrealista sin tus manos acariciando los trazos que lo definen, muero como si me quisieran arrastrar hacia el límite de la desesperación. Hasta hoy ando buscando mi milagro personal. El que me sacará de esta miseria de tierras en las que me pierdo con la misma facilidad que se pierde un ave en el cielo nocturno. Coloréame el alma como quieras, mi estado de calma es inestable. </div>
Johannahttp://www.blogger.com/profile/15784708829571106945noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1889749690853251261.post-76791064138490193962011-11-24T00:19:00.000+01:002014-10-12T22:23:54.873+02:00<div style="text-align: justify;">
Nunca me gustó el flamenco y sin embargo a veces creo ver en sus bailarinas águilas color ceniza atravesando sus mantones. Plumas de sus alas oscuras en los flecos, todas de negro uniforme compondrán el cuerpo del ave. Abriéndose al cielo, estirando majestuosamente su esqueleto, no despegará a volar mientras sus tacones permanezcan anclados al parqué. Se encoge, se rebela, se esconde y se eleva en una manifestación silenciosa y evidente. Y para cuando ha terminado su discurso se despide sin mirar a nadie, el mantón abrazado al cuello y orgulloso de su plumaje. Adiós paisaje, me despedido de ti en cualquier clave. </div>
Johannahttp://www.blogger.com/profile/15784708829571106945noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1889749690853251261.post-4207711560086740752011-08-24T20:51:00.000+02:002014-10-12T23:01:58.052+02:00<div style="text-align: justify;">
Amanecer sin poder ver los colores del día que acontece es un hecho un tanto peculiar que requiere cierta reflexión. Podría estar enterrado, podría estar muerto, o podría estar en coma. También cabe la posibilidad de que me halle escondido bajo las sábanas que reposan sobre mi cama, mal tendidas. O incluso que esté escondido debajo de ésta sin explicación. No lo sé. Quizá no ver los colores del hoy no sea tan malo si en cambio sé cómo pinta el día. </div>
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Un lienzo inacabado no es una pintura fea. No quiero saber lo que me va a ocurrir hoy, con qué personas me voy a tropezar o a qué señorita habré de dejarle un mechero. Un pañuelo, lo que sea que ella necesite. Si tras el rostro de aquella hermosa mujer se esconde el amor de mi vida, o, si por alguna casual eventualidad, ésta fuera la del paraguas de un amarillo pálido que cruzaba la calle en el momento equivocado, la misma que un coche se llevaría más tarde por delante.</div>
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Tampoco es que me cuestione mucho sobre el amor. No creo necesitarlo por ahora. No quiero depender de él ni de nadie. Soy, como diría mi abuelo paterno, una ironía perfectamente dibujada en la eterna cadena de la vida. Quiero ser lo que ya soy por mí mismo, pertenecer al clan que tan solo yo puedo formar, y necesitar poco más que la cafeína y el azúcar, dentro de lo que cabe. Sé bailar, sé imaginar, crear, y también dibujar. Pero lo que nunca he sabido hacer, y no a falta de haberme enseñado, es compadecer a las personas. Sé lo que siente cada una de ellas sin tan siquiera poseer información sobre ellas, sin embargo soy totalmente incapaz de hallar la compasión en mí. Quizá porque me siento demasiado completo como para que la pena de otro me alcance. </div>
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Quisiera que el mundo sepa a través de mis trabajos personales que a pesar de vivir con un gran defecto como lo es el mío o el simple hecho de ser yo no te impide ser feliz de ningún modo. El conocerme o guardar algún tipo de relación conmigo, en cambio, podría ser muy diferente y hacerte la persona más infeliz del mundo, quién sabe. Pero no me voy a arriesgar, señora directora. Seré un imbécil encerrado en su propia mente cuya casa depende más de él que viceversa. Y de su cuarto ya ni hablemos. Porque estos trabajos, entiéndalo, nunca saldrán a la luz. O por lo menos, no de la habitación en la que se hallan. ¿Acepta por tanto usted ir hasta ella para conocerlos a mí y a ellos?</div>
Johannahttp://www.blogger.com/profile/15784708829571106945noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1889749690853251261.post-46120914037836403282011-07-18T03:01:00.001+02:002014-10-12T23:53:39.191+02:00<div style="text-align: justify;">
Que me perdí entre sus sábanas anoche, y no supe encontrar el camino de vuelta a casa. Quizá fuera la botella de Brugal, que con sus licores me desgarró la garganta y me arrancó la lengua. Pero recuerdo que mi cuerpo se prendió en el instante en que posó sus pupilas sobre mis espaldas, y al girarme, sobre mis párpados. Me sentí como un niño al que le habían arrebatado la ropa de un tirón, un niño que se había quedado desnudo ante un público que no aplaudiría, ni cerraría el telón. Sólo contemplaría y actuaría en consecuencia, como lo hacía mi bonita Amandine en nuestras antiguas medianoches más tremendas. La pasión nos consumía y nos convertía en ceniza luchando contra la gravedad. ¿Pero a quién le importaba la gravedad? Si el viento se hubiera interpuesto en nuestro camino, sin duda ella habría sido la primera en cubrirme con su cuerpo, en protegerme de la suciedad del aire y de las personas para que no atendiera ninguna otra suciedad que no fuera la suya. <<m a="">>, adoraba susurrarle mientras agarraba las cortinas como un animal, de las que tiraba tan fuerte como lo habría hecho un felino furioso. Se desprendían igual que lo hacían nuestras ganas de encontrar refugio en el otro, hallándolo. </m></div>
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Y finalmente terminé comprendiendo que quizá Charlotte, la exquisita desnudez que ocupó anoche aquella litera que no me presentaron, nunca logre ser mejor que ella en muchos aspectos, sin embargo aquí estaba, en mi cabeza luchando por ocupar todo el lugar que fuera posible. Como en nuestras camas, cuando por la noche discutíamos por nada, porque Amandine acostumbraba a coger todo el sitio, toda la manta. Así que me levanté de ese parqué polvoriento en el que estaba dejando con él mis pasiones y Charlotte ahí tendida, cogí la chaqueta negra de 'smoking' con la que había llegado y salté por la primera ventana que vislumbré en el apartamento. Realmente no sabía que tipo de superficie me aguardaba tras ella, pero no paré a averiguarlo y salté con los ojos gran abiertos para ver cómo acababa la historia, para ver cómo me llorarían Charlotte o Amandine tras mi fuga, aunque sus lágrimas jamás lograrían perforarme el pecho. Porque ese era el fin, el fin que yo había decidido ponerle a esta rutina de noches de sexo acompasado a tres o a cuatro según el tiempo que hiciera, y las locuras del pasado no ayudaron a que me sumergiera en otra profundidad incierta, sino a que acabara con ella, y rompiera con todo. </div>
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Johannahttp://www.blogger.com/profile/15784708829571106945noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1889749690853251261.post-3036541687698665692011-07-05T04:49:00.000+02:002014-10-12T23:57:26.596+02:00<div style="text-align: justify;">
Se necesitaban, ¿pero quién dijo que por tanto se quisieran? El tiempo le impedía quererla. El tiempo y las heridas, el recuerdo. Todo le recordaba a Éire. Sin embargo el tiempo transcurría sin dejar que las agujas descasaran ni un sólo minuto, y él dolía de ella. Que aunque el amor se había esfumado con las palabras y el viento, la necesitaba más que su propio pulmón izquierdo. Que aunque retrocediera tres pasos, volvía a acercarse otros cuatro, y así sin más acabar. Y luego, por mucho que intentara despedirse por enésima vez, se veía sorbiéndole la yugular otra vez como si de su cuello goteara Vodka rojo traído directamente desde el infierno. Sus esfuerzos sacados de la zona cero le habían desquiciado tanto que ahora se veía rendido a sus pies, si bien las mariposas vuelan, él también se hallaba volando. Después, la rutina sin vuelta atrás. La de la edad y de los años. Juró convertirse en fantasma y jamás volver a la vida de Éire, porque sus apariciones eran jugosamente peligrosas. Demasiado como para permitirse causarle más daño. El mismo daño que él experimentaría a continuación, pasadas las horas y los días de no pensar en nada que no fuera ella y sus faldas de diez centímetros en verano, doce en primavera. Pero es que Éire era una chica de verdad, de las que sonreían hasta convertir el terreno en dinamita y tenían rasguños en las rodillas trescientos setenta y dos días anuales. Y no podría reemplazar la mirada que siempre se clavaba en sus clavículas doradas por ninguna otra de color océano ni campo. <<nunca>>, pensó. Pero <<nunca>><i> </i>era una palabra excéntricamente subjetiva, la cual para él podría significar mañana o pasado, o eso pensaba. Con todo, era mentira. Pues lo que la hacía tan dueña de su oxígeno era ella misma, la personalidad que ni actuando en ''La cinta blanca''<i> </i>podría camuflar con tres kilos de espeso colorete salmón. Al final, acabaría tan perdido como ella estaba condenada a estar tras cada visita de las de medianoche. Y todo por su culpa. Por su puta culpa. Porque la necesitaba más que su propio pulmón izquierdo, pero nunca había estado seguro de seguir queriéndola lo suficiente como para merecérsela. </nunca></nunca></div>
Johannahttp://www.blogger.com/profile/15784708829571106945noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1889749690853251261.post-62881236996718267032011-06-27T19:58:00.001+02:002014-10-12T23:58:47.004+02:00<div style="text-align: justify;">
¿Sabes dónde veo yo la magia? En las cajas de música, en sus bailarinas, en los tiovivos antiguos y sus caballos, y en los cánticos de música celta. En las gaitas, en las flautas de pan, y algún que otro violín.</div>
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Se suele decir que la magia es algo inmaterial, pero donde realmente la encuentras es en las cosas olvidadas. En aquellas cosas que ves con ojos de humano frío e introvertido. La magia es adrenalina y calidez. No la ves ni la puedes tocar, sin embargo, la puedes sentir en el ventrículo derecho siempre que sepas hacia dónde mirar, porque probablemente todo lo inmaterial sea lo más vivo que hay.</div>
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Ella nunca temía, sólo esperaba con el corazón en un puño. Y si él no había llegado al final del día, sus pestañas se empañaban de humedad y recuerdos de ayer. </div>
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Por ejemplo, la mañana del 13 de Noviembre de hace cinco inviernos. Las campanas estaban a punto de dar las siete, así que se mantuvieron preparados. Al oírse su grave compás desmedido por sus risas, empezó el vuelo; Agitaron los brazos y las piernas tumbados en la arena frente a la plaza Paraíso. Se sostenían la mirada mientras dejaban impregnados en el granulado dos seres angelicales de alas simétricas. Cuando el sol atravesó sus pupilas con un rayo de luz y las llenó de ella, comprendieron que era hora de recoger las maletas y dirigirse hacia el aeropuerto. El aeropuerto que desde siempre habían deseado no tener que ver nunca. </div>
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Y ahora Érika se veía atrapada<i> </i>-los viernes- al otro lado del cristal, con una taza de chocolate caliente y una camisa de cuadros azules sobre los hombros. A veces le acompañaba un libro -también los viernes-, a veces no. Pero lo que estaba claro era que, mientras observaba la fusión de las luces de San Francisco, las carreteras pobladas de autos y las farolas centelleando -solo centelleaban los viernes-, había una hoguera en su pecho que nunca permitía el dominio de la oscuridad, que la mantenía siempre a salvo, ya sea del amor o del recuerdo. </div>
Johannahttp://www.blogger.com/profile/15784708829571106945noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-1889749690853251261.post-66947694191241704992011-05-14T21:37:00.000+02:002014-10-13T00:06:56.005+02:00<div style="text-align: justify;">
Emily no se daba por vencida -o al menos no solía-, pero a las 02:45h de hoy las ojeras se le acomodaban bajo las pestañas más que nunca, un tic nervioso en el mismo emplazamiento bailaba al ritmo del reloj y sus nudillos parecían irritados, rojizos. </div>
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Esta vez no protestaba por las réplicas de Josh, no contestaba y se hallaba en el silencio de sus gritos de colerizo. Tampoco asomó la mirada por el ventanal a primera hora de la mañana, ni bajó al jardín para acariciar el césped con la yema de los dedos como cada Domingo, como cada madrugada del séptimo día hacía. </div>
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Algo no iba bien. Josh lo sabía -ella también-, pero lo realmente asombroso era que ni siquiera Fer había acudido a la habitación para despertarla con sus lamidos de felino hambriento. Emily había despertado sola, o quizá nunca se hubiera acostado realmente.</div>
Johannahttp://www.blogger.com/profile/15784708829571106945noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1889749690853251261.post-82473710640393303202011-02-27T21:55:00.000+01:002014-10-13T00:12:13.697+02:00<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-style-span" style="font-family: georgia;"><span class="Apple-style-span">Un día en el que no hay motivo para sonreír, y sin embargo eres la más deslumbrante en este Domingo de penumbra. El cielo está triste a su manera, pero yo lo veo encantador, y hermoso. Las nubes están comprimidas, se adoran entre sí y se abrazan como si mañana no fuera más que unas horas más de privilegio incondicional para vivir. Si yo fuera el viento, las hojas que transportaría conmigo serían mis aliados, los de mi día a día. A las doce menos cuarto, con medio cuerpo ajustado entre medias rotas y de color incoloro, uñas arco-iris y camisa del tamaño de tu padre. Bruce Springsteen te dedica unas baladas de fondo, las tarareas sin saberte la letra. Un violín, una guitarra. Mucho trabajo que hacer es lo que hay en tu mochila de cinco días semanales y un buen libro el que te espera sobre la mesita de noche del sector norte. Y quién sabe en qué pensamiento estás encarcelado, en qué cabeza, en qué momento. Todavía me quedan once horas de vida a un ritmo flemático. </span></span></div>
Johannahttp://www.blogger.com/profile/15784708829571106945noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1889749690853251261.post-6274668538874825472011-02-19T23:52:00.000+01:002014-10-13T00:15:06.565+02:00<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Cuando le dispararon, era como si la bala hubiera atravesado mi pecho en vez del suyo.</span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Era la única persona que tenía respuesta a todas mis preguntas.</span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Y de un día para otro, se la llevaron...</span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Aún siento la pólvora rozando las comisuras de su corazón, desgarrando la piel de su pecho mediante la redondez perfecta del metal. Un sonido, incomparable con ningún otro, traidor y mezquino. Bum. </span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Su voz siempre parecía contener la sabiduría de un ser sin experiencia. Una melodía de fondo de escena que te dejaba con las ideas claras a medida que ponías atención en sus notas. Sus manos, caricias sin tacto, líneas de la vida como ramas desalineadas de un árbol marchito. Hojas de otoño sustituían su sonrisa del tiempo. La mirada, clavada en la vejez de mis recuerdos y anclada a mis pupilas...</span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Nunca había sentido tanto dolor en mi vida. Parecía como si hubieran acumulado todos los males que mi cuerpo había rechazado a lo largo de estos años para instalarse en mi persona en ese preciso instante. Como si después de todo, me lo mereciera.</span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Quizá sea hora de que me despida de ti, madre.</span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Quizá sea hora de que aprenda a caminar sin tu abrazo.</span></div>
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Johannahttp://www.blogger.com/profile/15784708829571106945noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1889749690853251261.post-81459541687637580522010-03-19T08:19:00.001+01:002014-10-13T01:00:52.722+02:00<div align="justify">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Quiero gritar y escribir latidos que tú sientas en el pecho. Dibujarlos con pétalos de lluvia fría y amarga como lágrimas frescas del dolor. Que el otoño sienta lo que es la pérdida como cuando sus hojas caen derrotadas por el tiempo contra un suelo sin piedad y machaca sus sueños de primavera. Que la tierra tiemble cuando tiempos de furia amanezcan en un nuevo horizonte y otros cielos los barran, pues si debo escoger otro camino que sea cogida de tu mano.</span></div>
Johannahttp://www.blogger.com/profile/15784708829571106945noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1889749690853251261.post-76691461433399625332010-01-07T13:14:00.001+01:002014-10-12T18:52:15.889+02:00<div style="font-family: georgia; text-align: justify;">
Coloqué los imanes del frigorífico en una línea perfecta pensando que quizás estuviera desarrollando un trastorno obsesivo-compulsivo. Los últimos dos imanes, un par de utilitarias piezas redondas y negras, eran mis favoritos porque podían sujetar hasta diez hojas de papel en la nevera, y en ese instante no querían cooperar en mi fijación. Tenían polaridades inversas; cada vez que intentaba ponerlas en fila, al colocar la última, la otra saltaba fuera de su sitio.<br />
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Por algún motivo - una manía en ciernes, quizá -, eso me sacaba de quicio. ¿Por que no podían comportarse como es debido? De una forma tan estúpida como terca, continué alineándolas como si esperase una repentina rendición.<br />
Podía haber puesto una más arriba, pero sentía que eso equivalía a perder.<br />
Finalmente, mas desesperada por mi comportamiento que por los imanes, los cogí del frigorífico y los sostuve juntos, uno en cada mano. Me costó un poco, ya que eran lo bastante fuertes como para seguir con la batalla, pero conseguí que coexistieran uno al lado del otro.<br />
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- Ya veis - esto de hablarle a los objetos inanimados no podía ser síntoma de nada bueno -. Tampoco es tan malo, ¿a que no?<br />
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Permanecí allí quieta durante un segundo, incapaz de admitir que no estaba teniendo ningún éxito a largo plazo contra los principios científicos.<br />
Entonces, con un suspiro, volví a colocar los imanes en la nevera, a un palmo de distancia.<br />
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- No hay necesidad de ser inflexible - murmuré.<br />
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Todavía era temprano, pero decidí que lo mejor sería salir de la casa antes de que los imanes comenzaran a contestarme.</div>
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